Victoria de Arvizu Letinier

Los pliegues de la memoria: Fold, Bend, Flex de María José Morandé

折叠, 弯曲, 弹性
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La primera muestra de la artista chilena en China define, a través de dobleces en tela y estampados de tonos fríos, una manera de interpretar la experiencia artística. De Santiago de Chile a Shanghái, la serie apela a la memoria como un ejercicio de repetición que puede doblarse y repetirse infinitas veces.

Podría haber sido cualquier otro número pero son ocho (cifra que simboliza la fortuna entre los chinos) las obras que se presentan en Fold, Bend, Flexde la artista chilena María José Morandé. Se trata de formas geométricas similares entre sí pero cada una diferente en su composición y su proceso, realizadas en una paleta de colores que la artista define como “inesperada”. Al verlas, parecen hablarnos de China, lugar donde reside la artista, aunque esa nunca fue su intención. Así es el país asiático, su cultura entra por los cinco sentidos y sin darnos cuenta va moldeando lo que hacemos.

El 12 de junio abrió al público en La Cava de Laoma la primera muestra en Shanghái de Morandé, asentada en la ciudad desde hace dos años. La serie en tela y técnica mixta, creada especialmente para esta ocasión, forma un conjunto orgánico de formas flexibles en las que el material es el protagonista.

Con una formación que ella misma define como “clásica”, el trabajo previo de la artista ha tenido como hilo conductor y medio de búsqueda la pintura. Desde que se graduó en Bellas Artes por la Universidad Finis Terrae de Santiago de Chile en 2010, su investigación ha girado en torno al volumen y la materia, apoyándose cada vez más en la tela como soporte de experimentación para diferentes procesos pictóricos. A lo largo de su carrera, el entorno en el que trabajaba representó una gran influencia, empujándola a buscar lo opuesto a lo que la rodeaba y huyendo de los límites impuestos. En Santiago de Chile, Barcelona, Buenos Aires o Nueva York la gama cromática era oscura, el trabajo “sucio” y desbordante sobre telas recortadas en formas irregulares. Al llegar a China la paleta se aclara y sintoniza con la naturaleza, las formas antes libres ahora se vuelven geométricas y puras. Las telas se doblan una y otra vez sobre sí mismas desprendiendo al abrirse una sensación de perfección y de calma. Ahora detenidas por la enmarcación, las obras nunca están acabadas porque el proceso que les da forma siempre se puede retomar.

Morandé siente que sus trabajos desarrollados en China son el reflejo de las experiencias vividas en Barcelona, donde residía antes de instalarse en Asia. Los colores del mar y la luz propios del Mediterráneo, escasos en el Extremo Asiático, aparecen vibrantes en las formas semicirculares, pero también como ha sucedido en el pasado la búsqueda en su trabajo le pide lo opuesto al contexto. En este caso, le pide calma. El conjunto de obras en la muestra, fruto de un trabajo de la repetición en el doblaje de la tela y la aplicación de las capas de color y pintura, parece fundamentalmente zen. “El proceso no termina nunca y las obras están vivas porque hoy están abiertas así, pero igual que un abanico se pueden doblar y volver a abrir de otra manera” dice la artista. Es decir, se trata de una obra viva que cambia con el paso del tiempo.

De esta manera Fold, Bend, Flex, representa un trabajo de memoria y repetición que invita al espectador a un estado meditativo, a través de la contemplación de las infinitas capas de la obra de arte.

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