Inma Escribano

Internet, una escuela para la educación sexual en China

中国的性教育
Crónicas /
城市采风

El aumento de las relaciones sexuales antes del matrimonio y la falta de información ha incrementado el número de embarazos indeseados entre los más jóvenes en China.

Xiao Hua ojea los perfiles de varios chicos en su móvil mientras saborea un capuchino en una bulliciosa cafetería de la Concesión francesa de Shanghái. Con audacia, desliza el dedo por la pantalla de su teléfono para sumergirse en tantan, una aplicación de dating que cuenta con más de 100 millones de usuarios en China. Un movimiento a la derecha o a la izquierda puede abrir o cerrar las puertas cibernéticas a un posible matchy quizá a un encuentro. Xiao Hua observa la foto de un joven, con pelo lacio y sonrisa aniñada típica de un cantante de pop coreano o, cómo también se les conoce en china, un sissy: un joven de aspecto femenino que en los últimos meses ha desaparecido casi por completo de las redes sociales por no representar la imagen de hombre que las autoridades consideran adecuada. La joven desliza la pequeña fotografía hacia la derecha, si al otro lado de la pantalla el joven le corresponde con un like puede que un algoritmo les haya puesto en el mismo camino.

La percepción de los jóvenes sobre el sexo ha cambiado radicalmente en la última década en China. Si hace unos años las citas, en su mayoría organizadas por los padres, tenían como objetivo encontrar a un futuro marido o esposa, hoy en día son los jóvenes los que toman la iniciativa. Experimentar y tener diferentes vivencias amorosas o sexuales se ha convertido también en una parte importante de sus vidas. Con este cambio de mentalidad mantener relaciones sexuales antes del matrimonio es un fenómeno que se vive cada vez más con mayor naturalidad. Según un estudio reciente de la UNFPA – Gobierno de China (2016-2020) cerca del 60% de los jóvenes del país se sienten cómodos con la idea de mantener relaciones sexuales antes de casarse. 

Este cambio de mentalidad ha estado impulsado, entre otras razones, por el mayor acceso a contenidos de carácter sexual y discusiones a la que la generación Z se ha visto expuesta en estos últimos años en las redes. Sin embargo, esta revolución sexual no se ha visto acompañada por una discusión en otros ámbitos de la sociedad china. 

En el seno de las familias la brecha generacional entre padres e hijos no facilita la comunicación entre ambos. La visión del amor y el trabajo de los padres, orientada a la rentabilización, difícilmente logra reconciliarse con el deseo de explorar de la generación Z china. “Nuestros padres han hecho grandes sacrificios para que estudiásemos y no tuviésemos que pasar por las mismas dificultades que ellos vivieron. De nosotros esperan que sigamos sus mismos pasos; que consigamos un buen trabajo y que formemos una familia. No entienden los sueños y aspiraciones de los más jóvenes”, explica Yan Ping una joven vídeo productora originaria de una zona rural de la provincia de Zhejiang. “Cuando se trata de sexo la comunicación es todavía más complicada. En mi casa mis padres siempre han evadido este tema. El único consejo que me han dado es no pienses en chicos y céntrate en tus estudios. Parece que la estrategia de muchos padres es ignorar la vida sexual de sus hijos como si así fuese a desaparecer”, concluye Yan Ping.

Aunque se han logrado algunos avances como la Ley de Protección de Menores aprobada en Octubre de 2020, la educación sexual continúa siendo prácticamente inexistente en las escuelas. Las políticas de planificación familiar tampoco se han desarrollado al mismo ritmo que la sociedad china. El tabú que se cierne sobre el sexo no es el único aspecto que influye en la falta de información de la juventud. Por su parte, la planificación familiar siempre ha tenido en el punto de mira a los matrimonios y no a jóvenes solteros y solteras. “En China las medidas como el aborto no se aprobaron por los mismos motivos que en sociedades occidentales. En su momento la ley fue aprobada no para dar mayor libertad y control a las mujeres sobre su cuerpo sino como un mecanismo de control de la natalidad en un país superpoblado”, explica Shuang creadora de greenxxoo.com, una de las plataformas de educación sexual más populares en China. 

Las escuelas e institutos reflejan bien esta situación. “Son a menudo los padres los que bloquean cualquier iniciativa de educación sexual en los colegios. La escuela de Zhejiang es un ejemplo. Los padres boicotearon los libros de textos aludiendo a que este tipo de contenido podría incitar a los niños a tener sexo a una edad más temprana”, señala la emprendedora. 

Una visión más abierta hacia el sexo unida a la ausencia de educación sexual tanto en los espacios públicos como privados no está exenta de consecuencias. Según el Libro Anual de Estadística sobre la Planificación y Salud en China, cerca de 9 millones de mujeres habrían abortado en 2017, la mitad de ellas menores de 25 años. En otro informe de la UNFPA, la cifra se hallaría en torno a los 13 millones de abortos anuales, de los cuales la mitad estarían integrados por jóvenes. Una cantidad que podría ser incluso mayor al no estar incluidas las  intervenciones clandestinas. Los abortos entre jóvenes de zonas rurales suelen ser además más habituales que en las ciudades y las adolescentes procedentes de estas regiones con bajos ingresos tienden a experimentar con mayor frecuencia múltiples embarazos no deseados.

A pesar del control que el gobierno chino ejerce sobre los contenidos que se publican en las redes sociales, especialmente de carácter sexual, las plataformas digitales han conseguido calar entre la población más joven, asumiendo este rol educador. Una iniciativa que serviría para contrarrestar la desinformación a la que muchos jóvenes se enfrentan. “Mis experiencias sexuales han estado guiadas por los hombres con los que salía. A menudo, muchos de ellos me confesaban que habían aprendido sobre el tema gracias al porno, lo que genera expectativas poco realistas sobre cómo una mujer debe actuar en la cama”, explica Lily una joven artista que prefiere no revelar su nombre.

La aplicación greenxxoo.com diariamente recibe la visita de miles de usuarios en busca de información. La mayoría son chicas que van al instituto o que ya están en la universidad y quieren saber cómo protegerse de un embarazo indeseado. “Muchas adolescentes, por ejemplo, desconocen la existencia de la píldora anticonceptiva, pero sí la del día de después. Nos ha sorprendido ver cómo algunas de nuestras usuarias consideraban en sus comentarios el aborto como un método más de contracepción”, dice con rostro serio Shuang. Los riesgos de no usar protección parecen no haber calado en una parte importante de la población. Según la fundación del Día Mundial de la Contracepción, el 61% de los jóvenes chinos y chinas entrevistados admitía haber mantenido relaciones sexuales sin protección. El motivo principal: no querían que el uso del preservativo les arruinase la diversión, una respuesta que fue respondida por una mayoría de hombres. El 40.3% señalaron además que consideraban que fuese poco probable el riesgo a un embarazo.

Los abortos reiterados son otro fenómeno en auge entre las jóvenes que tienen que hacer frente a un embarazo indeseado. Según el informe del Instituto de Investigación para la Planificación Familiar, la Academia China de Ciencias Médicas y el Colegio Médico de la Unión de Pekín, el 55% de las jóvenes que habían abortado no era la primera vez que lo hacían. La trivialización del aborto puede leerse en los eslóganes de muchas clínicas donde se realizan estas intervenciones. Muchas de ellas, recogen en un tono pastel mensajes como “indoloro, no dejes atrás tus sueños”. Sin embargo, el proceso por el que las jóvenes han de pasar no es tan insignificante como las clínicas hacen creer, especialmente en el terreno emocional. “En la mayoría de las ocasiones las adolescentes o mujeres jóvenes que se quedan embarazadas no se lo dicen a sus novios, amigos o familiares, sino que lo llevan todo en silencio. La sociedad juzga a las mujeres que cometen el aborto, pero no a los chicos que son también responsables del embarazo”, explica Shuang. La expresión en la lengua china er shou fang que vendría a traducirse como casa de segunda mano, es habitual para referirse a aquéllas mujeres que se han sometido a un aborto. Un estigma que las jóvenes deben soportar solas y que se une, además, al trauma de haber pasado por el quirófano. 

La educación sexual todavía tiene muchos retos por delante. Recientemente, se aprobaron las directivas para el Desarrollo de la Mujer y la Infancia (2021-2030) en las que se incentivaba a reducir el número de abortos por razones “no médicas” con el fin de mejorar la salud reproductiva de la mujer. Estas recomendaciones se han recibido con recelo en las redes sociales ya que se teme que las mujeres vean restringidas sus libertades para abortar como mecanismo para aumentar la tasa de natalidad cuyas cifras han caído en picado en los últimos años.  

Cómo se aborda la educación sexual en los espacios públicos es otro de los muchos retos. Hasta ahora, la mayoría de la información que se transmite a los jóvenes hace hincapié en las enfermedades, pero la exploración inherente al sexo continúa siendo un tabú. “Es importante adoptar una perspectiva de género para atender a las distintas necesidades de mujeres y hombres si queremos tener una visión global. Integrar a colectivos que continúan marginados aquí, como la comunidad LGBT, todo ello constituye un reto importante para seguir adelante”, concluye Shuang. 

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