
Vestida con los colores del arcoíris, Dali Ugly, como se hace llamar esta artista china, camina con soltura por la pequeña galería donde un sinfín de ilustraciones de un colectivo de jóvenes artistas chinos intentan hacerse un hueco en el corazón del mercado de Shanghái.
Su verdadero nombre es Lu Li, pero le gustan que la llamen Dali Ugly. “Me tomo la vida con humor, así somos la gente de Tianjin y esa es la fama que nos hemos ganado. Me gusta lo feo, mis personajes lo son, yo también. Todos tenemos ese lado. A veces lo que se considera feo es simplemente diferente y yo lo encuentro bello. Me gusta visibilizar esa diferencia”, comenta.
Las palabras de Dali Ugly contrastan con su aspecto aniñado. Esa dualidad también se refleja en sus ilustraciones. Dibujos que pueden parecer algo infantiles tras un simple vistazo, pero que esconden un mensaje contundente. La menstruación, el sexo oral femenino o la depilación son algunos de los imaginarios que aborda con colores estridentes y un trazo intuitivo. Todos temas que continúan siendo un tabú en la sociedad china, donde hablar de la sexualidad en raras ocasiones logra hacerse fuera del dormitorio.

¿Qué es lo que te mueve a la hora de ilustrar?
Los misterios que esconde el cuerpo femenino son mi principal fuente de inspiración. Las diferentes formas del cuerpo de la mujer me parecen algo bello y poderoso, y es lo que intento reflejar en mis ilustraciones y pinturas. Esta atracción es algo superior a mí y que no puedo evitar. A través de mis figuras femeninas quiero lanzar un mensaje, pero no busco responder preguntas o decirle a nadie cómo tiene que vivir.
¿Cuál es el mensaje que quieres lanzar?
Mis ilustraciones son feministas, pero no me considero una. Para ser feminista en China hay que ser muy valiente. Yo no soy capaz de abordar estos temas en público, pero sí puedo hacer llegar un mensaje a través de mis ilustraciones. Mis dibujos femeninos me permiten decir lo que no me atrevería a verbalizar en la vida real.

¿Qué temas reservas para tus dibujos en lugar de expresarlos en público?
La intimidad y el sexo son una constante en mis ilustraciones. Incluso cuando dibujo objetos tan sencillos como una mesa o una silla, para mí no son objetos asexuados. Tienen un género y eso es lo que me interesa explorar. Aquí, no se suele hablar de sexo, sobre todo en el ámbito familiar. La brecha generacional entre padres e hijos es enorme en nuestra sociedad. Si bien muchas familias, especialmente las más jóvenes, son más abiertas, la mayoría suele ser bastante conservadora. En casa no se habla de sexo, ni en el colegio, ni en el instituto. Es un tema invisible al que yo le quiero dotar de un cuerpo y una voz a través de mis dibujos.
¿Cómo te ha afectado recibir este tipo de educación?
Te fuerza a llevar dos vidas. A pesar de que tengo treinta años, mis padres me ven y tratan como una niña. Por supuesto, piensan que soy virgen y yo les sigo el juego. La diferencia de
mentalidad es tan grande que no creo que sirva de mucho que les intente convencer de cómo somos muchas de las mujeres hoy en día en China. Yo soy bastante abierta respecto al sexo y me gusta experimentar, ellos no lo entenderían. Mis ilustraciones son de alguna manera una revancha para romper con esos estereotipos femeninos que hay aquí. Mis ilustraciones reflejan una mujer libre y salvaje a la que no le importan las miradas de los otros.

Tus dibujos rompen con tabúes en China y son provocadores. ¿Cómo eres tú?
Soy extremadamente tímida. Me dan miedo muchas cosas del exterior: la gente, la velocidad a la que se mueve el mundo, el ruido. La única manera de poder respirar y combatir todos esos miedos es creando mi espacio propio. En el centro de ese lugar, están mis ilustraciones. Mi trabajo me protege del mundo exterior y de mis ansiedades. Para mí, crear es algo puro e inocente. De ahí que necesite tener mi propia burbuja donde toda esa complejidad del mundo no pueda entrar.
¿Protegerte de qué en concreto?
Quiero conservar mi espíritu infantil y eso sólo lo puedo hacer en los espacios que yo misma he creado para mí. La sociedad a menudo no acepta este tipo de comportamientos. Yo y mis dibujos tenemos diferentes dimensiones. Naïve, por un lado, pero provocador por otro. Uno no excluye el otro.
¿Cómo es la vida en Shanghái?
Vivir en una de las ciudades más cosmopolitas, pero a la vez más caras del mundo es un verdadero reto, sobre todo, como artista. Shanghái es una ciudad con más de 27 millones de habitantes y, sin embargo, es fácil sentirse sola e insegura. A veces siento que este lugar no me pertenece, creo que es una sensación que compartimos muchos de los que no somos de aquí. Al mismo tiempo, sé que debo quedarme y continuar aquí a pesar de estar fuera de mi zona de confort. Sé que aquí tendré más oportunidades y quizá la suerte de triunfar algún día.

Nacida en Tianjin, al norte de China, en 1992, Dali Ugly se formó en diseño de moda en la Tianjin Normal University. Después de graduarse decidió marcharse a Nueva Zelanda, donde completó su máster en la Universidad de Auckland en la especialidad de ilustración textil y moda. Desde que terminó sus estudios, Dali Ugly ha expuesto en diversas galerías de China y Nueva Zelanda. Sus ilustraciones, además, están disponibles en tiendas de arte en Chengdu, Shanghái y Tianjin.